Hola, mi nombre es Rosario Gutiérrez. Fui participante de AFS en el año 80-81 en Estados Unidos y también directora de AFS Colombia durante 25 años, hasta febrero de 2024. AFS es una organización que inspira profundamente, y llevar sus riendas fue un desafío lleno de gratitud y sorpresas.
Me motivaron muchas cosas, pero sobre todo las personas: los voluntarios, el staff y todos los actores que forman parte de esta comunidad global. AFS es una organización internacional que trabaja por un propósito común. Es multicultural, llena de retos por las diferencias culturales, pero también repleta de aprendizajes permanentes, día tras día.
Lo que más impacto genera en los jóvenes es cómo desarrollan su autonomía, su independencia y habilidades como la curiosidad y la empatía. Cuando un joven de 17 o 18 años se va de intercambio, regresa con una perspectiva completamente diferente del mundo, capaz de ponerse en los zapatos del otro y entender que las diferencias nos enriquecen.
AFS es una organización que, a pesar de su larga trayectoria, siempre ha sabido adaptarse a los cambios. Las guerras, la inequidad y los problemas globales nos afectan, pero hemos aprendido a reinventarnos constantemente para atender las necesidades de las comunidades. La capacidad de adaptación de AFS es admirable.
El impacto de AFS en la sociedad es inmenso. Cada experiencia de intercambio no solo afecta al participante, sino también a su familia, a la familia anfitriona, al colegio, a las comunidades y a los proyectos involucrados. Es un efecto multiplicador que transforma muchas vidas, directa o indirectamente.
Mi mayor deseo para AFS es que siga construyendo puentes, trabajando con voluntarios y staff comprometidos. Que sigamos unidos, creando conexiones que nuestra sociedad y el mundo necesitan tanto. Que sigamos promoviendo la paz, la tolerancia y la comprensión, impactando corazones y transformando realidades.
Felices 65 años, AFS Colombia, educando para la paz. Que sean muchos más, siempre llevando esta misión a más rincones del mundo.