La educación es el pilar sobre el que se cimientan los cambios sociales que queremos ver para nuestras comunidades en el siglo XXI: la igualdad, la tolerancia, la justicia, la sostenibilidad y la tan anhelada paz.
¿Pero cómo hacemos para que la educación en las aulas se traduzca en habilidades que le den a nuestros jóvenes la posibilidad de ser verdaderos agentes de cambio?, ¿cómo los dotamos de herramientas para construir sociedades en las que tengan mejores posibilidades de tener éxito en el amplio sentido de la palabra (social – económico – emocional)?
Creemos que uno de los caminos -y por el que posiblemente más actores están apostando- es la Ciudadanía Global Activa. AFS define a los ciudadanos globales activos como seres humanos cuya brújula informada, compasiva y ética los impulsa a llevar vidas y tomar decisiones que contribuyan a un mundo más justo, equitativo, pacífico y sostenible.
Este concepto, a veces abstracto, se materializa en conocimientos, habilidades y actitudes que se enseñan por la experiencia pero cuyo aprendizaje debe ser consciente, consistente y aplicable.
El desarrollo de Competencias Globales, puede incluir, pero no se limita a:
| Conocimientos | Habilidades | Actitudes |
| ✓ Autoconocimiento ✓ Conocimiento cultural general ✓ Conocimiento cultural específico |
✓ Observación ✓ Escucha ✓ Interpretación ✓ Adaptabilidad ✓ Flexibilidad ✓ Empatía |
✓ Respeto ✓ Apertura ✓ Curiosidad |
Y para organismos como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), son tan importantes como las habilidades duras que se enseñan desde hace siglos en las aulas. Por eso, el componente de competencias globales acompaña a esos de matemáticas, lenguaje y ciencias en las pruebas PISA que se aplican cada tres años en países miembro, como es el caso de Colombia.
Pero hasta acá aún no respondemos la pregunta que nos reúne ¿cómo hacemos para que la educación en las aulas se traduzca en habilidades que le den a nuestros jóvenes la posibilidad de ser verdaderos agentes de cambio?
La respuesta suena simple. A través de colegios comprometidos y docentes preparados para acompañar a los estudiantes en el desarrollo de esos conocimientos, habilidades y actitudes; en la revisión de los aprendizajes para la aplicación en entornos reales; y, el establecimiento de aulas verdaderamente inclusivas, diversas e interculturales desde su base.
¿Y cuáles son entonces esas herramientas?
Para los docentes, sin duda, procesos de formación específicos que les permitan entenderse a ellos mismos como agentes de cambio y constructores de competencias globales, que les permitan reconocer sus identidades y cómo hacer parte de una sociedad diversa.
Para los colegios a través de actividades que promuevan la interculturalidad: intercambios virtuales y presenciales, ejercicios de reconocimiento de privilegios, de identificación de problemas de base como la polarización. La apertura de espacios para el diálogo, la escucha y la empatía.
AFS acompaña a los colegios a desarrollar estas estrategias, que permiten dar reconocimiento y visibilidad a las acciones en curso y estructurar planes para fortalecer el desarrollo de competencias globales y aulas interculturales con aprendizaje de identidades, eliminación de los prejuicios, la comunicación asertiva y mucho más.
Sabemos que el compromiso de las instituciones educativas es incansable para formar seres humanos íntegros – ciudadanos globales activos – que a través de sus acciones y ejemplos construyan sociedades justas, pacíficas, equitativas y sostenibles.
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