Ser familia anfitriona de AFS ha sido un experiencia maravillosa, todo fue demasiado rápido y casi que por accidente ya que mi hija se enteró por un comentario de una de sus amigas que buscaban una familia anfitriona para una chica que vendría Australia.
Siempre pensamos que esto lo hacíamos desde el corazón, era abrirle las puertas de nuestra casa a una persona que no conocíamos, que no sabíamos cuáles eran sus costumbres, sus gustos y preferencias, pero más que abrirle la puerta de nuestra casa era abrirle el corazón porque en cinco meses de intercambio es mucho lo que recibes y das.
Le hemos dado cariño y compresión, también le hemos enseñado mucho de nuestras costumbres, de nuestra comida, y le hemos enseñado nuestro idioma, nuestra alegría y hasta nuestros bailes.
De ella hemos aprendido su idioma, su prudencia, su ternura y ganas de aprender de nosotros, hemos aprendido de sus gustos por la comida y de su asombro por muchas de nuestras cosas, que muchas veces a nosotros nos pasan desapercibidas porque siempre las tenemos, hemos aprendido tolerancia por el otro y por la diferencia y a compartir lo nuestro.
Hemos aprendido que hay organizaciones y personas que trabajan por los demás y AFS nos ha dejado gratamente sorprendidos con su acompañamiento e interés por que todo salga bien, tanto a nosotros como familia como a Mikayla como participante.
También hemos aprendido que a nuestros colegios le interesan estas experiencias y agradecemos inmensamente al colegio anfitrión por su interés en que Mikayla se lleve la mejor impresión, aprenda de nosotros y aprenda nuestro idioma.
Han pasado ya casi 3 meses y con tristeza contamos los días que le quedan a Mikayla para compartir en Colombia y volver a su rutina de Australia.
Madre Anfitriona: FAMILIA CHEJNE LOPERA (Medellin)